Un destino esencial para cualquiera que aprecie el arte sea católico o no, es el Vaticano.
Con una superficie de 0.44 kilómetros cuadrados y una población menor a 1000 habitantes, es el país más pequeño del mundo, pero con una de las colecciones de arte más abundantes, ya que fueron los Papas los primeros en poner a disposición del público sus colecciones de arte. Con obras maestras hechas por personajes importantes de la historia como Miguel Ángel o Botticelli, el arte concentrado en este pequeño país es un patrimonio invaluable.
Los Museos del Vaticano, son el complejo de museos más grande el mundo con más de 1400 habitaciones, que incluye galerías con más de 3000 años de arte; y que engloba edificios pontificios, obras de Rafael, la Pinacoteca Vaticana e incluso la Capilla Sixtina. Ésta última, obra maestra de Miguel Ángel, recibe cerca de cinco millones de visitantes al año, pero definitivamente es una obra que vale la pena, aunque haya la necesidad de hacer cola.
A la izquierda de la Capilla Sixtina, se encuentra la Basílica de San Pedro, misma que se erige sobre la tumba del apóstol, y que por esta razón es la piedra que sostiene a la iglesia católica. La visita es gratis, por lo que es posible verse en la necesidad de hacer colas para entrar, pero que avanzan rápido; pero con la posibilidad de escuchar alguna misa en italiano. También es posible subir a la cúpula y apreciar la agradable vista del complejo vaticano.
La necrópolis vaticana es también una de las visitas más populares, se trata de caminar de manera subterránea por el Vaticano. A lo largo de los estrechos pasillos es posible ver diferentes mausoleos cristianos, cuyo punto fuerte es la tumba de San Pedro.