Recordar un viaje

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Poder recordar un viaje sonado, gracias a un mensaje de alguien que te conmovió, es una parte increíble de ese paseo. Reviví la experiencia de haber viajado por Sudamérica en un gran crucero… Un sueno inolvidable e irrepetible, considerándolo al pasar el tiempo, una de las mejores opciones para despejarse en su totalidad con la vida que llevamos habitualmente.

Hoy pude refrescar como se inicio esa experiencia…una decisión en días, un argumento sólido para hacerlo, tramites concretos y simples de cerrar, un sueno que estaba a punto de hacerse realidad en días…

Recuerdo la inmensidad de ese crucero al llegar al puerto. Millones de preguntas. Gente desconocida. Bolso en mano y matera de compañera. Subir esas escaleras, ir observando lo excitante de cada recoveco que iba caminando y descubriendo; deleitarme con una ambientación tan particular y temática. Y de repente notar en tus pies, el mínimo movimiento que estábamos zarpando…

Poder deslumbrarme con la ciudad que iba dejando a lo lejos, recuerdo lo pequeño que se iba haciendo todo; días de navegación, caminatas de pura exploración y sorpresas; gente que se cruzaba a mi alrededor con miradas, esas miradas que jamás se borraran, algunas mas y otras casi imperceptibles…

Los días iban navegando hacia distintas ciudades, playas y lugares asombrosos. El mar en su cercanía más profunda; los sentimientos que se chocaban como las olas… Nuevas voces y carcajadas extrañas, pero dulces a la soledad que llevaba. El viaje perfecto de mi vida…una experiencia que vale la pena hoy recordar y compartir para nunca olvidar.