Palacio de Comares de Granada

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Era la residencia oficial del sultán, cuya decoración por idea de Yusuf I, pretendía impresionar a todos los de la época. Su decoración es muy acabada y fina. A pesar de su intención la obra la terminó su hijo Mohamed V, quien además agregó una fachada en el lado sur. En esta fachada te dan las bienvenidas dos puertas de proporciones iguales con decoración de yesería.  Arriba dos ventanas iguales con arcos que hacen guarda a otra menor en el medio que posee inscripciones de expresiones sagradas en el mundo musulmán. Los adornos del muro no tienen comparación, le gustan a todo el que ha venido. Una de las puertas que anteriormente mencioné, la izquierda, te guía hacia una sala donde la yesería vuelve a ser un elemento decorativo notable, acompañado de varios detalles de mocárabes. El estilo de la pintura del techo data desde la época de los Reyes Católicos, con otra inscripción que se refiere a la reconquista de Granada por ellos.

Para que te hagas una idea más clara del lugar, el palacio es la unión de varias dependencias en los alrededores del patio de los Arrayanes, en el que se agrupan la sala de la Barca y la sala de los Embajadores; en esta última se puede contemplar el Darro, un espléndido valle. En el espacio comprendido entre  la Sala de la Barca y la sala de los Embajadores hay una especie de oratorio, que de acuerdo a afirmaciones de los expertos, era el lugar preferido para que el sultán extendiera sus peticiones al dios.

Este rincón por sí solo reúne méritos sobrados para merecer una mención en esta ocasión. Sólo falta  que tú te decidas venir. De todas maneras cuando estés en la Alhambra, llegar a este punto será un deseo obligado. Deja que la arquitectura del medioevo te enamore.